Hermosa esta intención de oración del Papa que nos confirma en el respeto por los ancianos que aún vemos en nuestra parroquia y que es menester cultivar continuamente.
El Pueblo que no respeta a los mayores se queda sin futuro, dicho de una manera más fuerte: está condenado a morir.
Revitalicemos nuestro compromiso de encontrar en nuestros mayores la huella de nuestra inconfundible identidad y reconozcamos que aún con todas las limitaciones propias de la vejez pueden enseñarnos mucho...
Santa Ana y San Joaquín, abuelos de Jesús, según las antiguas tradiciones, nos ayuden a ser fieles a este rasgo propio que nos distingue de muchas otras formas culturales.
Aprendamos de Dios que en muchas ocasiones se ha valido de ancianos sabios para transmitirnos su palabra.