sábado, 5 de mayo de 2018

Misa en el Cerro de la Cruz de Justo Juez

 El pasado jueves 3 celebramos la Misa en el Cerro de la Cruz, en las proximidades de la gruta del Justo Juez.

Con mucha alegría y con no poco sacrificio los feligreses devotos de la Cruz subieron al cerro como tantos otros años para celebrar allí la Exaltación de la Cruz, llevando consigo la imagen del Justo juez en cuya novena nos encontramos.

El Evangelio del día (Jn 14,6-14) presentaba a Cristo como camino, verdad y vida. A partir del texto y de la experiencia de peregrinar hacia aquella Cruz la comunidad reflexionó sobre la vida cristiana como un proceso, un continuo progresar en el bien. Cada cual a su ritmo y según sus posibilidades debe realizar este itinerario, pidiéndole al Señor su fortaleza para no sucumbir al desaliento y al cansancio.

Al concluir la Eucaristía se rezó el día de la novena correspondiente y regresaron a sus hogares preparándose para la Fiesta del Justo Juez a realizarse el próximo Domingo 6 a partir de las 11:00.


martes, 1 de mayo de 2018

Dia de San José Obrero y los trabajadores.

Es hermoso celebrar a San José Obrero en el Día del Trabajador. 

El trabajo construye la paz. Cuando no hay trabajo ella se reciente, entra en crisis. Ya sea porque no hay, ya sea porque está mal realizado, o mal distribuido, o mal remunerado.

Muchos de nuestros problemas sociales tienen como raíz la carencia, o mala calidad del trabajo, o su insuficiente reconocimiento, ya económico, ya comunitario.

Jesús en el Evangelio propuesto para el día de hoy habla sobre la paz, como un don que entrega a sus discípulos y advierte que no se trata de una paz mundana (Cf 14,27).

Paz mundana es, por ejemplo, la de los ociosos, los que no hacen nada y creen que todo debe llegarles de arriba. Es aquella de los que han escalado posiciones sociales a costa del esfuerzo y la dignidad de otros, a quienes dejan abajo y olvidados, dedicándose a cosechar pingües ganancias que no comparten sino con una mafia de cómplices. Es la de aquellos que tienen el puesto de trabajo, pero que no lo desempeñan bien, o lo hacen a medias, mediocremente, trayendo como consecuencia un servicio defectuoso que, a la larga o a la corta, repercute en el sufrimiento de alguien. Falsa paz de quienes gozan de nombramientos que los hacen figurar en una lista de sueldos y solamente cobran. Esa es la paz que da el mundo,aparentemente sin problemas, pero que esconde en el fondo el malestar de la propia conciencia y, en último caso, el daño que se hace.

La paz de Jesús es aquella de la que goza quien trabaja honestamente, con sencillez, aportándole al pueblo, lo que éste necesita. La del que trabaja al estilo de San José, no para hacerse millonario (muchas veces a costa de los más débiles), sino para dignificarse dignificando la comunidad con la cual comparte el día a día. Quien vive así está realizado, contento, en paz.

José trabajaba en una carpintería y el trabajo que hacía no era solamente para ganarse el pan, que se lo ganaba sin duda, sino que lo hacía también para el bien de la gente de Nazareth. Ellos necesitaban un carpintero y por eso él se preocupaba por ser un muy buen carpintero. Y hacía los trabajos como tenían que hacerse, y se los entregaba en el tiempo en que tenían que entregarse y cobraba lo que tenía que cobrarse, porque era justo. Es ese el modelo que se nos presenta por parte de la Iglesia en el día de hoy para todos los trabajadores. Un modelo capaz de construir una paz social sustentable.

Ojalá que nosotros podamos edificar nuestra sociedad con una paz auténtica, no con la falsa que ofrece el mundo. Ojalá que la paz de nuestra comunidad sea la que nos ofrece el Señor. Paz que en el mundo del trabajo reconoce la necesidad del descanso y el tiempo para Dios y la familia. Que reconoce también el diálogo abierto y benevolente para construir una amistad social, antes que implantar un modelo económico.

Que San José, el Esposo de María, nos ayude y enseñe a ser gente de paz auténtica, no mundana, para que nos construyamos como personas dignas y colaboremos en nuestra comunidad y la promocionemos, no sólo monetariamente, sino en los valores que nos hacen realmente humanos, ciudadanos de nuestra Patria y del Reino de Dios al que nos dirigimos viviendo con honestidad.

Feliz día a todos los que trabajan por la paz (Cf Mt. 5,9)